En un país que se jacta de tener un crisol de razas y donde
España seria históricamente la madre patria, los provenientes del norte de la
península Ibérica solo se conocen como gallegos o vascos, tal vez para
facilitar la identificación de estos inmigrantes con la nación española fue que
se generalizo de esa forma, tal vez el aspecto, tal vez el acento, tal vez lo
común o lo particular de sus apellidos, lo cierto es que los argentinos muy
poco sabemos del origen o la historia de estos antiguos pueblos, como
asturianos o cantabros, incluso sus descendientes en muchos casos por la
diversificación cultural que significa vivir en un crisol de razas, por
ignorancia, omisión o desvalorización de sus raíces, generalmente por aceptar
una apatía hacia los valores propios, impuesta por la seducción que provocan
los medios a través del marketing, se termina por desconocer sobre la cultura
de nuestros mayores, las veces implícita, tacita, abstracta, popular, humilde
pero férrea, que estos inmigrantes, fuertes hombres de carácter apaciguado,
simples y silenciosos pero incansables trabajadores, trajeron a esta nueva
tierra.
Por ello es que socialmente aun perdura el prejuicio del “gallego” dueño del bar,
cafetería o restaurante, desalineado, sin afeitar, con su boina y su cerrada
pronunciación, que nada sabe, nada entiende y nada le interesa... pero es solo
un aspecto negativo que nada tiene que ver con la realidad de Galicia,
Asturias, Cantabria o el país Vasco.
Otra consideración a tener en cuenta es que si bien pasamos
varios años estudiando historia en la escuela, donde poco y nada vemos de los
pueblos de nuestros abuelos, también convivimos con el séptimo arte y la
televisión que nos acompañan muchos años mas, mostrándonos sagas, leyendas e
historias de míticos reinos y épicas batallas de heroicos caudillos, algunas
fantasías, otras con una base documentada, y como este arte esta dominado
mundialmente por los Estados Unidos de América, tampoco suelen reflejar nada
acerca de los reinos del norte de la península Ibérica, pero la realidad
siempre reflota, y tarde o temprano nos roza, como lo fue con el filme “Brave
Heart” donde se recrea la histórica rebelión del pueblo escocés contra el
opresor reino Ingles, encabezada por William Wallace...pues bien, no es ni mas
ni menos que idéntica a la historia de los prehispánicos pueblos del norte
ibérico, las llamadas guerras cantabras, el mítico guerrero Gauson que luchaba
envuelto en una piel de oso contra las legiones del imperio romano, y mas tarde
se asemeja tambien en muchos aspectos a la historia de D. Pelayo, el caudillo
astur-godo que encabezo primero la resistencia y luego la reconquista, contra el invasor musulmán, liderando
una guerra de guerrillas desde húmedas y frías cavernas en las montañas de
Asturias, ni mas ni menos que los mismos highlanders de Escocia o Irlanda,
toscos, aguerridos, fuertes y primitivos como el Asturcón, una de las ultimas
especies de caballo silvestre, autóctona de Asturias. De manera tal que aquel
“gallego” bruto, cerrado, ignorante y con poca afección por el baño, es ni mas
ni menos que descendiente directo de una raza tan conservadora, brava y fiel a
sus costumbres y convicciones que desde tiempos inmemoriales, lucharon contra
poderosos imperios y jamás fueron conquistados o doblegados, su antiquísima
cultura popular es tan arraigada como misteriosa y aun conserva aspectos paganos,
mezclados con el cristianismo, sus rasgos, cuasi primitivos, han llegado hasta
nuestros días contrastando con la sociedad actual.